miércoles, enero 03, 2007

A Pound of Flesh

... and Justice for AllAcabo de poner en práctica un experimento que me ha revelado un hecho sorprendente: ¡en la Seguridad Social (SS en lo sucesivo) no conocen a Shakespeare! No es que no sepan qué es El Mercader de Venecia, desgraciada obra antisemita que desmerece el genio del Bardo de Avon, o incluso que no conozcan a Jeremy Irons y Al Pacino: el propio Shakespeare les suena a nombre de inmigrante chino.
Y no se trata de un experimento efectuado sobre un único y pobre desgraciado elegido al azar por un experimentador chiflado que se cree Dios: le he dicho a la funcionaria que me atendió que quería pagar mi libra de carne y cuando, tras torcer el gesto y regañarme, ha confesado desconocer de qué iba la historia, me he tomado el atrevimiento (y la molestia) de ir buró por buró (sitio donde se enquistan los burócratas de la SS española) preguntando a sus nueve compañeros si tenían alguna idea de lo que significaba una libra de carne. Unánime negativa. Incluso he preguntado si lo negaban por fastidiarme. Desconcierto y sorpresa.
Lo peor de todo, o lo mejor, según como se mire, es lo que me ocurrió al despedirme: la personita, ofendida en lo más profundo de su alma logseana, me espetó:
- ¡Nadie que venga con una Biblia en la mano tiene derecho a echarme un sermón!
Abrí los ojos como platos, hasta que comprendí a qué se refería. Entonces levante la mano con la que sostenía el libro, y le enseñé la portada de mi ejemplar encuadernado en piel de las "Lectures on Quantum Mechanics", de Paul Adrien Maurice Dirac, que yo, ateo budista, había llevado para aliviar mi espera en la larga cola de suplicantes.
Post scriptum: El incidente, en sí, es más grotesco que terrible. Tampoco pretendo que se obligue a leer a Shakespeare en la escuela pública, ni a Dirac, ni siquiera la Biblia. Lo terrible es que gente así se atribuya constantemente el poder de decidir por todos nosotros.

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13 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Hola y feliz año,

pero hombre de diooooossss, cómo se te ocurre prenguntar nada. El funcionariado es otro sistema de vida. A saber, se curra mucho mucho sin cobrar nada para sacar la oposición, a partir de entonces se cobra poco a poco todo lo trabajado. Si les hubieras preguntado cómo va el escalafón, cómo se piden los días libres, a cuántos tiene derecho o cuantos puntos necesita para promocionar, osea cultura de la que interesa, pues no hubieras tenido duda alguna.

Saludetes.

miércoles, enero 03, 2007 4:43:00 p. m.  
Blogger Ian Marteens said...

Feliz Año, "sentoki" :)

Hombre, ser funcionario es una desgracia que le puede pasar a cualquiera. Si fuese mi caso, estoy seguro que me las arreglaría para poder robar un poco de tiempo cada día y construir algo que luego fuese la admiración, o la abominación, del mundo. Una especie de magnum opus clandestino fabricado dentro de un cajón del escritorio.

Me imagino, por lo tanto, que he tenido muy mala suerte. A lo mejor en la mesa vacía de una de las esquinas de la habitación se sentaba una chica guapa con gafas de culo de botella que tendría que haberme respondido "¿por qué no me invitas a un café?". Pero probablemente, en ese momento estaba en su media hora del almuerzo. Cosas del destino, supongo.

miércoles, enero 03, 2007 4:53:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Cuando yo estudiaba Chespir no entraba en el temario, y la película tiene poco tiempo. No creo que obtuvieses respuestas muy diferences en cualquier empresa. Aquí la mayoría de la gente conoce un poco de Romeo y Julieta y poco más.

jueves, enero 04, 2007 5:43:00 p. m.  
Blogger Ian Marteens said...

Hay otra posibilidad: cuando yo todavía me cepillaba con Colgueit y me ponía vaqueros Livais, se me ocurrió pedir unos gayumbos en una tienda de Vallecas. Pero pronuncié "boxers", y claro, por aquella época todavía la "e" final la pronunciaba como una "schwa", es decir, como un gruñido sordo. Por muy poco no se armó el Belén. Y eso que en mi dialecto suena la "r" final, que si no...

De todas maneras, no creo que los de la historia supieran de Cervantes más allá del Don, de Sancho y de Dulcinea.

viernes, enero 05, 2007 12:02:00 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Feliz año.
Pues yo no soy de la LOGSE (por suerte o por desgracia, tengo unos añitos) y tampoco tengo ni idea de la libra de carne.
Nosotros a "Shakespeare" ese, no lo estudiabamos nada (supongo que como los ingleses a Cervantes o Gongora), y mi vida lectora me ha llevado por otros caminos.
¿Como vas con Biblias, con la que está cayendo?¿Con mecánica cuántica?.
Peor.

No pidas, de todas formas mucho bagage lector por ahi, no se lleva.
Es cultura.

sábado, enero 06, 2007 9:49:00 a. m.  
Blogger Ian Marteens said...

Sobre Cervantes, me consta que lo estudian. Góngora es otra cosa, pero en la misma medida en que nosotros no estudiamos a Milton o Chaucer. Hay, por ejemplo, un señor como Harold Bloom que considera que el mejor escritor de todos los tiempos es Shakespeare, y el segundo Cervantes. El orden entre estos dos era de esperar, pero al menos ponen a Cervantes por encima del resto. Claro, este Harold Bloom ve un poco la Literatura como una competencia de tipo Pokemon... pero nadie es perfecto.

Feliz Año Nuevo.

sábado, enero 06, 2007 10:05:00 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Me parece que tu planteamiento de que deban de haber leido o hayan leido a uno u otro autor es prepotente y despectivo. Ellos estan para hacer su trabajo ( si es que lo hacen ) y tratarte de manera que te sientas bien presentando un monton de papelotes y no para entenderte ni halagar tu intelecto. Por cierto, no soy funcionario ni siquiera me caen bien.

sábado, enero 06, 2007 12:12:00 p. m.  
Blogger Ian Marteens said...

Sí, efectivamente, así soy yo: detesto la burricie, las alabanzas a la burricie y la conformidad con la burricie. Es decir, prepotente y despectivo. Qué le voy a hacer...

sábado, enero 06, 2007 4:22:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No, yo no le llamaria burricie. Yo diria que a unos les gusta estudiar y a otros el deporte, a unos leer novelas y a otros cantar y solamente a algunos les gusta cultivar el cuerpo y la mente y a traves del propio conocimiento llegan a ser mas humildes y comprensivos con los que les rodean. Subirte al pùlpito de tu sabiduría no te hace mejor a nadie.
Por cierto, eso no se aprende en los libros.

sábado, enero 06, 2007 5:52:00 p. m.  
Blogger Ian Marteens said...

... y a otros les gusta mandar, intervenir, joder y legislar la vida de los demás.

No se trata de un problema de "humildad", que en este caso, sinceramente, me huele a beatería laica barata. Se trata de que, si unos individuos se arrogan el derecho de robarme una pasta al mes por un servicio ("mí" Seguridad Social) que ni me interesa ni voy a poder jamás utilizar... deberían al menos demostrar que son mejores que yo en algo. Y no: cagan y mean como todos (un poco más, probablemente) y no sólo padecen burricie, sino que además hacen gala de ella.

Y no sólo eso, sino que se permiten juzgarme por lo que suponen que son mis creencias religiosas. El que en este caso no hayan acertado, no les absuelve.

Ah, por cierto: al menos yo, cuando sufro uno de estos ataques de soberbia y me erijo como juez de mis semejantes, tengo el detalle de firmar el sermón con mi nombre.

sábado, enero 06, 2007 6:45:00 p. m.  
Blogger Ian Marteens said...

... o lanzo mis rayos contra un auditorio que tiene mi nombre y apellidos, mi número de la SS y acceso completo a mis cuentas bancarias, en las que pueden meter sus zarpas sin mayores explicaciones. Eso también hace una diferencia.

sábado, enero 06, 2007 6:56:00 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

No es beateria laica, (no recuerdo la ultima vez que fui a misa) pero tal vez me he pasado y te he prejuzgado. Lo siento.

sábado, enero 06, 2007 8:56:00 p. m.  
Blogger Ian Marteens said...

Tranquilo, probablemente tenías razón, pero con cuarenta tacos en las costillas es muy tarde para que me proponga cambiar de carácter. Perdóname tú, que me he pasado un kilómetro.

sábado, enero 06, 2007 9:41:00 p. m.  

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